“Procrastinación: Qué es, por qué la sufrimos y cómo evitarla”  / “Procrastination: What It Is, Why We Struggle with It, and How to Overcome It”

La procrastinación es ese curioso fenómeno en el que uno sabe perfectamente lo que tiene que hacer, pero de repente, ordenar el escritorio, ver “un solo video” en YouTube o hacer una investigación exhaustiva sobre dónde se originó la frase “¿que fue primero? el huevo o la gallina” parecen actividades mucho más urgentes. Lo peor es que todos lo hacemos (el que diga que no lo ha hecho en su vida está mintiendo). Pero la gran pregunta es, ¿es un defecto de fábrica o algo nos empuja desde fuera a postergar todo lo que debemos de hacer sustituyendolo por actividades que disfrutamos hacer?

¿Nacemos procrastinadores o nos hacemos en el camino?

La ciencia dice que la procrastinación no es solo una cuestión de flojera. Un estudio de la Universidad de Colorado descubrió que hay un componente genético en esto, y sí, hay personas que nacen con una tendencia mayor a procrastinar porque su cerebro es más sensible a la gratificación inmediata y menos disciplinado con los objetivos a largo plazo. En otras palabras, si siempre has sido de los que dejan todo para el último minuto quizás puedas echarle la culpa a tu ADN (pero no uses esto como excusa para seguir haciéndolo).

Factores externos que nos empujan a procrastinar

Aunque nacer con tendencia a la procrastinación es una posibilidad la verdad es que el mundo moderno también hace lo suyo para convertirnos en campeones de la postergación.

  • Demasiadas distracciones: Entre redes sociales, series, notificaciones y mensajes de WhatsApp nuestro cerebro está bajo un ataque constante de distractores que nos dan gratificación inmediata. Es difícil concentrarse cuando el teléfono vibra cada 10 minutos con “información relevante” sobre el último video que subió tu ex a tiktok.
  • Estrés y ansiedad: Muchas veces procrastinamos porque sentimos que la tarea es demasiado grande o complicada, así que mejor evitamos el problema en lugar de enfrentarlo. Es el clásico “mejor empiezo mañana cuando esté más relajado”, pero ¡sorpresa! nunca llega ese día de mañana.
  • Falsa sensación de tiempo infinito: Uno de los grandes engaños de la mente es creer que “todavía hay tiempo”. Pero cuando te das cuenta el reloj ya marca las 11:59 PM y tú sigues pensando en la inmortalidad del cangrejo y sin haber avanzado un carajo en lo que si debes de hacer.

Ejemplos clásicos de procrastinación

  • En el trabajo: Miguel necesita terminar un informe pero decide primero “poner música para concentrarse”, luego pues porque no ya que está en YouTube en donde cae en un agujero negro de videos de teorías conspirativas y, cuando regresa a la realidad pues ya es hora de comer y piensa “sin comer no puedo pensar correctamente y este informe requiere de toda mi concentración” así que pues ¡a comer se ha dicho¡. Y así todo el día.
  • En la vida personal: Laura lleva meses queriendo empezar una dieta. Pero pues lógico primero necesita “investigar bien” sobre nutrición, luego, pues hay que buscar “el mejor gimnasio”, después pues hay que comprar la ropa adecuada no me vayan a pelusear. Cuando menos lo nota ha pasado un año y lo único que ha adelgazado es su cartera y su ánimo.

¿Cómo podemos dejar de procrastinar?

Queriendo, así es, para no pocrastinar solo hace falta una buena dosis de voluntad. Y no me malentiendas no digo que sea sencillo, lo que digo es que si realmente quieres puedes conseguirlo.

Existen herramientas simples y efectivas que puedes utilizar en tu día a día para evitar procrastinar de forma efectiva y eficaz. Aquí te comparto algunas que a mi me han dado resultado y que han sido de gran ayuda para manejarme mejor en mi vida y en mis negocios:

1. La regla de los 5 minutitos

Si una tarea no te agrada porque te parece enorme y tediosa pero que sabes que la debes de hacer, comprométete a hacerla solo por cinco minutos. Generalmente lo más difícil es empezar pero una vez que comienzas la inercia te lleva a seguir.

Ejemplo: En lugar de decir “mañana empiezo el reporte” di “voy a trabajar en él solo por cinco minutos”. Cuando te des cuenta llevarás 30 minutos y ya habrás adelantado bastante si no es que ya hasta lo habrás terminado.

2. Elabora una lista de tareas (pero bien hecha, realista, no solo para sentirte ocupado)

Haz una lista realista de lo que debes hacer en el día con tareas concretas y alcanzables.

Ejemplo: En lugar de escribir “trabajar en el proyecto” se más específico “hacer el resumen del proyecto con las tareas a realizar agregando tiempos estimados de ejecución según experiencia”. Entre más claro seas menos espacio dejas para excusas.

3. Usa el método “Come el sapo primero”

Este metodo rudimentario consiste en hacer primero la tarea más difícil y tediosa del día, esa que no te gusta hacer. Verás que una vez que te la quitas de encima el resto del día se siente más ligero. Ahora bien, si muchas de las tareas que debes de hacer no te gustan entonces checate por que no estás en donde quieres estar.

Ejemplo: Si lo que más odias es mandar correos de seguimiento hazlo a primera hora del día y luego ya puedes enfocarte en lo demás sin que te pese.

Herramientas: Tu fuerza de voluntad…

4. Elimina distracciones (sí, incluidas las redes sociales a menos que seas influencer, no que te sientas influencer…es distinto)

Si tu celular o las redes sociales son tu mayor fuente de procrastinación ponlas en modo “no molestar” mientras trabajas o usa herramientas que bloqueen el acceso temporalmente o quita las alertas de las aplicaciones que te distraen.

 Ejemplo: Si cada cinco minutos revisas Instagram, pon tu teléfono en modo avión o usa apps que bloqueen redes sociales mientras trabajas.

Herramientas: Los ojos y la mano.

5. Planifica el día desde la noche anterior

Antes de dormir deja claras las tres tareas más importantes que debes completar al día siguiente. Así no arrancas el día improvisando.

Ejemplo: En la noche anotas: 1. Terminar propuesta para cliente “X” y enviarla antes de las 12:00 Hrs. 2. Llamar a proveedores para pedir cotización de “X”. 3. Responder correos que impliquen dar solución de mi parte para que las actividades sigan su curso. Con esta medida al despertar ya sabrás por dónde empezar.

Herramientas: Libreta y pluma, Google calendar, notas en tu celular o en tu equipo de computo.

Conclusión: El problema no es la falta de tiempo sino cómo lo usas

Creeme no necesitas más horas en el día, necesitas las horas que tienes aprovecharlas mejor. Establece prioridades, usa estas herramientas o alguna que se te ocurra y deja de esperar el “momento perfecto” para actuar. Porque te vas a dar cuanta que al final procrastinar es solo postergar lo inevitable… hasta que te explota en la cara.

¡Ponte las pilas y empieza ya!

“Procrastination: What It Is, Why We Struggle with It, and How to Overcome It”

Procrastination is that curious phenomenon where you know exactly what you have to do, but suddenly, organizing your desk, watching “just one more video” on YouTube, or conducting an in-depth investigation about the origins of the phrase “Which came first, the chicken or the egg?” seem like much more urgent activities. The worst part? We all do it (and if someone says they’ve never procrastinated, they’re lying).

But the big question is: is it a factory defect, or is there something external that pushes us to postpone everything we must do, replacing it with activities we enjoy?

Are we born procrastinators, or do we develop it along the way?

Science says that procrastination isn’t just a matter of laziness. A study from the University of Colorado found that there is a genetic component to it. Yes, some people are born with a greater tendency to procrastinate because their brains are more sensitive to instant gratification and less disciplined with long-term goals. In other words, if you’ve always been the type to leave everything to the last minute, you might be able to blame your DNA (but don’t use that as an excuse to keep doing it).

External factors that push us to procrastinate

Even though being born with a tendency to procrastinate is a possibility, the truth is that modern life also plays a huge role in making us champions of postponement.

Too many distractions: Between social media, TV shows, notifications, and WhatsApp messages, our brain is under constant attack. It’s hard to concentrate when your phone buzzes every 10 minutes with “important news” about your ex’s latest TikTok video.

Stress and anxiety: We often procrastinate because the task feels too big or complicated, so instead of tackling it, we avoid it altogether. It’s the classic “I’ll start tomorrow when I feel more relaxed”—but surprise! That magical “tomorrow” never comes.

The false sense of infinite time: One of the greatest mind tricks is believing “there’s still time.” But when you finally snap out of it, the clock already says 11:59 PM, and instead of making progress, you’ve spent hours pondering the meaning of life without achieving a damn thing.

Classic examples of procrastination

At work: Miguel needs to finish a report, but first, he decides to “play some music to focus.” Then, since he’s already on YouTube, he falls into a rabbit hole of conspiracy theory videos, and by the time he snaps out of it, it’s lunchtime. Of course, “I can’t concentrate on an empty stomach,” so lunch it is! And just like that, the whole day is gone.

In personal life: Laura has been wanting to start a diet for months. But first, she “needs to research” nutrition properly. Then, of course, she must find “the best gym.” And after that, she must buy the right gym outfit—wouldn’t want people judging her, right? A year later, the only thing she has lost is money and motivation.

How can we stop procrastinating?

By simply deciding to. That’s right—stopping procrastination requires a solid dose of willpower. And don’t get me wrong, I’m not saying it’s easy. I’m saying that if you truly want to, you can do it.

There are simple and effective tools you can use daily to beat procrastination. Here are some that have worked for me personally, both in my life and my business:

1. The “5-Minute Rule”

If a task seems overwhelming, commit to doing it for just five minutes. The hardest part is starting, but once you do momentum will push you forward.

Example: Instead of saying, “I’ll start the report tomorrow,” say, “I’ll work on it for five minutes.” Before you know it 30 minutes will have passed and you’ll have made real progress—if not finished it entirely.

2. Make a To-Do List (A real one, not just to feel productive)

Write a realistic list of what you need to accomplish for the day. Be specific and actionable.

Example: Instead of writing “Work on the project,” be more specific: “Summarize the project and break it into actionable tasks with estimated execution times.” The clearer you are, the fewer excuses you’ll have.

3. Use the “Eat the Frog First” Method 🐸

This old-school method means doing the hardest, most unpleasant task first. Once you get it out of the way, the rest of your day will feel much easier.

Example: If you hate sending follow-up emails,do it first thing in the morning. That way, it’s done, and you can focus on the rest without that weight on your shoulders.

Tools: Your willpower

4. Eliminate distractions (Yes, even social media—unless you’re an influencer. Feeling like one doesn’t count.)

If your phone or social media is your biggest procrastination trap, put it on “Do Not Disturb” mode while you work or use apps that block distractions.

Example: If you check Instagram every five minutes, put your phone on airplane mode or use an app that temporarily blocks social media.

Tools: Your eyes and your hand. Seriously, just put the damn phone down.

5. Plan your day the night before

Before going to bed, write down the three most important tasks you need to complete the next day. This way you won’t wake up improvising.

Example: At night, you write:

1. Finish and send proposal for client “X” before 12:00 PM.

2. Call suppliers for price quotes on “X.”

3. Respond to emails that require my input to keep work moving.

Tools: Notebook & pen, Google Calendar, Notes app on your phone or computer.

Conclusion: The problem isn’t lack of time, but how you use it

Believe me, you don’t need more hours in the day—you just need to use the ones you have wisely.

Set priorities, use these tools (or any others you find helpful) and stop waiting for the “perfect moment” to take action. Because in the end, procrastination is just delaying the inevitable… until it blows up in your face.

So get your act together and start NOW!

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *