El nepotismo y el influyentismo son como hermanos gemelos que por fuera se ven iguales pero que en realidad tienen personalidades muy distintas. Ambos giran en torno al uso del poder para favorecer a alguien sin que necesariamente lo merezca, pero sus mecanismos de selección y consecuencias por su uso son diferentes.
El nepotismo viene de la palabra latina nepos que significa “nieto” o “descendiente”, y se refiere a cuando una persona con poder otorga beneficios a sus familiares. Es la clásica historia del jefe que le da un puesto directivo a su hijo aunque el chamaco apenas sabe diferenciar un Excel de un PowerPoint. El caso más legendario de nepotismo lo encontramos en los papas de la Edad Media quienes colocaban a sus sobrinos (de ahí la palabra) en cargos eclesiásticos importantes para asegurarse de que el poder quedara en “familia”. En la actualidad basta con ver ciertas dinastías políticas y empresariales para entender que la tradición sigue más viva que nunca.
El influyentismo en cambio, no discrimina por ADN. Se trata de conseguir favores o puestos de trabajo a través de conexiones personales sin importar la competencia real de la persona beneficiada. A diferencia del nepotismo aquí el beneficiado no tiene que ser de la familia, pero sí tiene que tener un buen “conecte”. Es la clásica situación donde el hijo del amigo del alcalde consigue un contrato millonario sin haber trabajado un solo día en su vida y mucho menos en eso que se necesita para la realización de ese contrato. O ese caso en que el compadre consigue que “no te hagan la multa” porque conoce al jefe de tránsito, ya se la saben México siendo México.
La gran diferencia entre estas dos prácticas radica en el criterio de selección del favorecido: el nepotismo opera por línea sanguínea mientras que el influyentismo es un sistema de favores entre conocidos. ¡En ambos casos la meritocracia se va al carajo!
Ejemplos prácticos:
- Nepotismo: “Mi hijo será el nuevo CEO de la empresa aunque su única experiencia laboral ha sido administrar su cuenta de TikTok”.
- Influyentismo: “Mi primo el diputado me consiguió una plaza en el gobierno sin hacer exámenes. Nomás tuve que llevarle una buena botella de whisky y presentarle a mi herman@”.
Como dijo Max Weber, el poder y la burocracia deberían regirse por la racionalidad y la competencia, pero en la realidad parece que todo se maneja como un club privado. Mientras no exista un verdadero compromiso con la transparencia, la preparación, el talento y la capacidad entre otros factores de selección seguiremos viendo situaciones donde nada importa mas que los apellidos o los contactos.
Conclusión
Si tienes un puesto gracias a tu tío el gerente, eso es nepotismo. Si conseguiste la chamba porque tu compadre “te hizo el paro”, eso es influyentismo. Y si de plano no tienes ni familia ni amigos con poder pues bueno que te digo… al menos estás leyendo esto con suficiente tiempo libre que ya es algo.