El miedo al fracaso: Esa vocecilla que nos dice “¿Y si la cagas?”

El miedo al fracaso es esa vocecilla interna que parece que siempre está en modo “vigilante de seguridad exagerado y chafa”, siempre lista para recordarnos todos los posibles escenarios catastróficos que podrían suceder si decidimos dar un paso fuera de nuestra zona de confort. Y lo peor de todo es que a veces esa voz suena como si fuera la mismísima verdad (aún sin serlo) y lo mismo le da atormentarte en tu vida profesional que en tu vida personal, agarra parejo.

¿De dónde viene este miedo? Pues bien, psicólogos como Carol Dweck autora de “Mindset”, explican que este miedo mucho tiene que ver con cómo interpretamos el fracaso, es decir, si tienes una mentalidad fija cada error es un golpe directo a tu identidad; ahora bien si por el contrario tienes una mentalidad de crecimiento el fracaso es simplemente una señal de que estás aprendiendo.

Ejemplos cotidianos del miedo al fracaso sobran. En el ámbito laboral es el tipo que no se atreve a pedir un aumento porque ya se imagina siendo despedido solo por el atrevimiento. En lo personal es como cuando quieres invitar a alguien a salir pero ya visualizaste la vergüenza pública que sentirías si te dicen que no, tanto así que decides mejor no intentarlo y quedarte en tu zona segura (y solitaria).

El miedo al fracaso también tiene un toque de humor involuntario. Es como si tu cerebro fuera un guionista de comedia oscura: “¿Qué tal si inicias ese proyecto y nadie lo compra? Mejor sigue haciendo lo que no te gusta, pero sin arriesgar nada”. Ah, el dulce abrazo de la mediocridad.

En conclusión, el miedo al fracaso es un cabrón, pero no uno al que no puedas callar. Al final del día, el fracaso no es el villano, es solo un maestro que usa métodos poco ortodoxos. Si de verdad la cagas, al menos tendrás una gran anécdota que contar. Y si no, bueno, siempre puedes decir que estabas “aprendiendo”.

El miedo al fracaso: Esa vocesita que nos dice “¿Y si la cagas?”

El miedo al fracaso es como un pinche monstruo debajo de la cama: no lo ves, pero sientes que está ahí listo para agarrarte cuando menos lo esperas. Lo curioso es que al igual que con el monstruo que no existe el fracaso tampoco, me explico, la mayoría de las veces el fracaso está solo en nuestra mente y eso nos frena muchisimo más que si realmente existiera algún riesgo de fallar.

El psicólogo Albert Ellis decía que “la mayor parte del sufrimiento humano proviene de las creencias irracionales”, y el miedo al fracaso está plagado de estas creencias: “Si fracaso me van a rechazar”, “Si no sale bien es porque soy un inutil”, “Si no logro esto mi vida se vendrá abajo”. Todo este drama interno es completamente innecesario.

¿Pero de dónde viene esta paranoia? Muchas veces desde la infancia ya que nuestros padres muchas veces nos enseñan a evitar el error, a no equivocarnos. En la escuela por ejemplo se premia al que saca diez no al que aprendió después de fallar cinco veces en el mismo examen. Nos programan para pensar que el fracaso es el fin del mundo cuando en realidad es solo una parada más en el camino. Thomas Edison, después de mil intentos fallidos para inventar la bombilla dijo: “No fracasé. Solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”. Y es justo esa mentalidad la que nos hace falta, la que enriquece el alma.

En el trabajo el miedo al fracaso se ve en la persona que nunca propone nada en las juntas. No porque no tenga ideas sino porque el simple hecho de pensar que lo pueden criticar le da escalofríos. O que tal el cuate que prefiere no pedir un aumento no sea que le digan que no y se quede con cara de “¿qué estaba pensando si la verdad ni lo merezco?”.

Por otro lado en la vida personal el miedo al fracaso puede ser igual o más limitante. Es como cuando querías invitar a salir a alguien pero nunca lo haciste porque pensabas, ¿y si me dicen que no?. Fijate que es como si el miedo fuera un coach personal, pero de los malos, de esos que en lugar de motivarte te dicen: “Mejor ni lo intentes para que no te duela si fallas”.

El truco para vencer este miedo es sencillo, hay que intentar y hay que estar dispuesto a cagarla. Sí, suena rudo pero no hay de otra hay que enfrentar el miedo con acción. Si le tienes miedo a hablar en público ve y da una charla aunque se te salga un gallo en la voz, que te valga madre. Si temes fallar en un proyecto lánzate con todo (Eso si preparate para que la probabilidad de que el proyecto falle sea mínima, no se trata de lanzarte a lo pendejo tampoco). Como decía Winston Churchill: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”, pero insisto, ¡preparate!.

Podemos concluir que el miedo al fracaso es un sentimiento horrible, incómodo, molesto, pero solo es mental, solo está en tu mente, no existe, de ti depende que se materialice. Así que la próxima vez que sientas ese miedo paralizante recuerda que el fracaso no es el fin del mundo…eso también pasará. Es solo una parte de tu proceso de aprendizaje. Y si de plano la riegas gacho al menos tendrás un buen aprendizaje y una buena historia para contar en las reuniones. Porque al final del día el miedo al fracaso es solo eso: miedo.

Existen mucha herramientas simples y efectivas que puedes utilizar en tu día a día para para trabajar y superar el miedo al fracaso. Aquí te comparto algunas que a mi me han dado resultado y que han hecho una gran diferencia al momento de intentar cosas nuevas en mi vida, y aclaro que estoy partiendo del hecho de que te has preparado para enfrentar lo que estás temiendo enfrentar, sin preparación está cabrón:

1. Cambia tu perspectiva sobre el fracaso

• En lugar de ver el fracaso como un fin míralo como una oportunidad de aprendizaje para reintentar nuevamente aquello en lo que fracasaste. Thomas Edison decía: “No fracasé. Solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla.” Cada tropiezo te da información valiosa y cuenta.

2. Establece metas pequeñas y alcanzables

• Dividir un gran objetivo en pequeños pasos hace que el miedo sea menos abrumador. Al lograr cada pequeño paso, ganas confianza y reduces la sensación de riesgo.

3. Visualiza el peor escenario

• Pregúntate: ¿Qué es lo peor que podría pasar? Muchas veces al analizar objetivamente las consecuencias de fracasar en aquello que quieres intentar, te das cuenta de que el miedo es más grande en tu cabeza que en la realidad las consecuencias que acarreará el fracaso en sí. Además al estar conciente de lo que puede pasar te aligera la carga y te ayuda a enfocarte en eso, en no fracasar.

4. Actúa a pesar del miedo

• La acción es el mejor antídoto contra el miedo.

5. Aprende de los errores ajenos

• Lee biografías o historias de personas exitosas. Casi todas tienen fracasos en su camino. Esto te recordará que el fracaso es parte del proceso.

6. Establece un plan B

• Tener una alternativa reduce la ansiedad. Saber que tienes otra opción en caso de fallar te da el valor de intentarlo sin miedo.

7. Desarrolla el ‘músculo’ de la resiliencia

• La resiliencia no es evitar los fracasos, sino recuperarse de ellos rápidamente.

8. Haz del humor tu aliado

• Reírte de tus errores ayuda a restarles peso. Si te tropiezas cuenta la historia como una anécdota graciosa. El humor es una herramienta poderosa para liberar tensión.

Implementar estas herramientas en tu vida no requiere mucho tiempo ni dinero pero sí un poco de práctica y constancia, lo bueno es que como cualquier habilidad mejorarás con el tiempo de eso puedes estar seguro.

Contactáme para platicar mas del tema: rafaelibanez@rafaelibanez.com.mx

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